viernes, 6 de marzo de 2020

Argumentos y chamuyos


¿Qué es argumentar? ¿Es lo mismo opinar que discutir o que debatir? Y lo más importante: ¿por qué vale la pena aprender a argumentar?

Partimos desde dos afirmaciones muy curiosas:
  • Argumentar es algo que, de mejor o de peor manera, hacemos en la vida cotidiana.
  • Argumentar bien no garantiza que podamos persuadir a las otras personas.
Se argumenta en congresos científicos y también se argumenta en una charla de sobremesa. Sea que discutamos sobre las nuevas teorías espaciales o sobre quién es un mejor club deportivo (el clásico y eterno debate entre Boca y River, por ejemplo), se espera que demos y pidamos razones para sostener que una cosa o la otra es cierta.
La práctica de defender afirmaciones con razones presupone, en primer lugar, que tenemos la habilidad de adoptar un punto de vista crítico sobre estas razones. Por eso decimos cosas como: "Lo que digo es verdad", "No me convence lo que decís", "Lo que vos afirmás no es verdad".
Argumentar no solo sirve para justificar nuestras creencias, sino también para persuadir a los demás de que las crean. La argumentación presupone una serie de cosas:
  • Las personas en cuestión tienen un interés en común  (en nuestros ejemplos, la ciencia espacial o el fútbol).
  • Las personas en cuestión tienen puntos de vista diferentes (si todos estuviéramos de acuerdo, no sería necesario argumentar).
  • Las personas en cuestión tienen una cierta confianza en la racionalidad: la idea de que considerar nuestras mejores razones es el mejor modo y medio para conseguir las mejores creencias y fines. 
  • Las personas en cuestión presuponen una cierta apertura al cambio. La argumentación se usa para resolver desacuerdos, eso no sería realizable si las personas no pudiesen cambiar sus creencias.
Con base en eso, podemos afirmar que la argumentación es una forma de interacción humana. En esencia, argumentar es defender un punto de vista mediante razones. Es el arte de que los demás sean persuadidos de que nuestras razones no solo son buenas, sino las mejores. Al principio declaramos que argumentar bien no necesariamente garantiza convencer a nuestra audiencia. Ya que entendemos la comunicación como un fenómeno complejo, debemos recordar que hay muchos otros factores en juego que pueden o no predisponer a la audiencia a nuestro favor (nuestro tono de voz, nuestra postura, nuestra vestimenta; etc.).

Las partes de un argumento son:

Premisa(s) y Conclusión(es)

Para poder identificarlas es necesario analizar cuál es la relación lógica entre las partes (no es suficiente, por ejemplo, con ver el orden en que aparecen ya que pueden ir en cualquier orden).

Cuando yo era chico daban bueno dibujitos en la tele, pero ahora cuando la prendo no me parece que haya series de calidad comparadas a las de antes. Por lo tanto pienso que los dibujitos de ahora son una porquería.
Esa persona afirma que las series animadas actuales no tienen calidad (conclusión), ya que al compararlas con las series que veía de chico le parece que son muy inferiores (premisa). Incluso podría agregar más premisas:
Todos mis amigos piensan lo mismo. Leí en Facebook que los chicos ya ni miran las series nuevas. Etc.
¿Todas esas premisas o razones son válidas? Una premisa no necesariamente tiene una relación lógica real con lo que se trata de defender. "Mi profe de Matemáticas dice, también, que las series animadas de ahora son una porquería". Sí, sí, ¿pero por qué deberíamos considerar a ese profe de Matemáticas como una autoridad sobre series animadas? ¿El hecho de que muchas personas piensen lo mismo significa que tienen razón? Acá se introduce el concepto de falacia.
Las falacias son los razonamientos que, aún siendo incorrectos, son psicológicamente persuasivos. Son formas de razonamiento que parecen correctas, pero que cuando se las analiza cuidadosamente resultan no serlo. Son muy comunes en las discusiones cotidianas y aquí hay una lista de muchos ejemplos.

Volvamos al caso de las series nuevas. Supongamos que alguien discute esta idea, ya que piensa que actualmente sí hay series muy buenas.
Ahora también hay series muy buenas comparadas a las de antes, como por ejemplo Escandalosos.
Las series de antes tenían calidad,
Escandalosos es tan bueno como las series de antes,
Por lo tanto, Escandalosos tiene calidad.

Eso es un argumento. Podemos discutir si es verdadero o no, pero es un argumento. Y aquí podemos hablar de los grandes tipos de argumentos:

Argumentos deductivos: (aplicamos una verdad general a un caso particular)

Todas las series viejas estaban buenas.
La vaca y el pollito es una serie vieja.
Por lo tanto, La vaca y el pollito era una serie que estaba buena.

Argumentos deductivos: (a partir de varios casos particulares, llegamos a una conclusión general)

La vaca y el pollito es una serie vieja que estaba buena.
El laboratorio de Dexter es una serie vieja que estaba buena.
Tom y Jerry es una serie vieja que estaba buena.
Probablemente todas las series viejas estaban buenas.

Argumentos analógicos: (a partir de comparar características comunes en ciertos casos relacionados, suponemos la probabilidad de una propiedad que desconocemos en uno de ellos)

La vaca y el pollito, El laboratorio de Dexter y Tom y Jerry eran series de Hannah-Barbera,
El laboratorio de Dexter y Tom y Jerry me gustaron mucho,
Probablemente La vaca y el pollito también me guste.

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