Retomemos los conceptos que vimos en universo de signos. ¿Será que McDonalds vende más que hamburguesas y Coca Cola vende más que agua carbonatada saborizada?
Las marcas que conocemos y que inundan nuestra vida diaria a menudo muestran una imagen en la que sus productos y servicios se pueden percibir como un modelo de negocio obvio. Sin embargo, no todo es lo que parece, ya que a menudo diversas marcas de presencia mundial tienen un concepto muy distinto sobre cuál es su negocio.
Cuenta una historia que una vez le preguntaron al presidente de Rolex sobre su visión acerca de la dirección que tomaría el mercado de los relojes en el mundo. Él contestó: “No tengo la menor idea ni me interesa, porque en Rolex no vendemos relojes”.
El concepto de Rolex es muy sencillo: vende joyas que otorgan prestigio, no relojes.
Cuenta una historia que una vez le preguntaron al presidente de Rolex sobre su visión acerca de la dirección que tomaría el mercado de los relojes en el mundo. Él contestó: “No tengo la menor idea ni me interesa, porque en Rolex no vendemos relojes”.
El concepto de Rolex es muy sencillo: vende joyas que otorgan prestigio, no relojes.
¿Quién pagaría $15 000 dólares por ver la hora?
Algo parecido ocurre con las demás marcas. Coca Cola vende felicidad, Axe vende levante, Lacoste vende pertenencia.
La publicidad hace que asociemos determinados imaginarios, valores y símbolos a sus productos.
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